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Aprendiendo de la enseñanza

¿Querer y no saber?

¿Querer y no saber?

¿Querer y no saber? ¿querer y no poder? ¿no querer y no saber o no poder? ¿no querer y poder y no saber? Son las cuestiones que me surgen cuando me pongo a pensar en como el profesorado ve las alternativas a la evaluación final, a la evaluación sumativa, a la evaluación continua, pero no formativa.

Anoche tuve una pesadilla justamente  con este tema, el de la evaluación (ya aparece hasta en mis sueños), un grupo de personas discutiendo entre sí por la evaluación, por no querer buscar alternativas al examen o la evaluación sumativa o final. Realmente yo como observador de un grupo que evoluciona, en unos casos, e involucionan, en otros, creo que simplemente me tendría que preocupar por  observar y mirar su evolución o involución, sin importarme más, simplemente los motivos de esto, no intentar tener una lucha interna por querer hablar y aportar, si es que surge o ha surgido la ocasión (prefiero se ambiguo en esto, aunque luego peque de no serlo…).

En el Master en Docencia Universitaria están trabajando el tema de evaluación, que como los que leéis esto normalmente (si es que alguien sigue leyéndolo) sabéis que es el punto o eje principal de mi TIT (Trabajo de Investigación Tutelado), y si no lo sabíais pues ya lo sabéis. El simple hecho de nombrar la palabra “evaluación” genera resquemor, miedo, incertidumbre, indecisión, “oclusión” (de cerrar) y justificaciones (y en ocasiones pesadillas, como a mí). El jueves días 30 de abril, en el pequeño debate y colocación de Leonor, observé como hay personas que tienen mucho miedo a evaluar de una manera distinta que no permita dar ciertas cosas como justicia, certeza, autoridad,…

El uso de una evaluación formativa, debe permitir la flexibilidad y no permitir seguir con un pensamiento cuadriculado, de desconfianza, autoridad suprema (absolutismo docente) e justicia absoluta, porque ¿quién dice que el examen sea justo? ¿Quién dice que el profesor deba ser quien elija, decida, imponga la evaluación en todos sus ámbitos (criterios, procedimientos, calificación)? ¿Quién da la certeza que al igual que se puede copiar un trabajo, no se copie en un examen porque se tenga la chuleta escrita en la pantorrilla de la pierna y cuando crucemos las piernas podamos copiar?

En definitiva son aspectos poco relevantes para la formación de un persona, de un estudiante, de un ser que quiere formarse y labrarse un futuro (confiemos que en casi todos los casos, porque la “titulitis” nos invade, tanto a profesores como alumnos). Son aspectos que no permiten ver mucha parte de la esencia de la evaluación, como que el alumno aprenda mediante esta, que el alumno sienta y reciba motivación, que el alumno corrija sus errores mediante un feedback, que el profesor aprenda sobre sus enseñanza y sea consciente del aprendizaje que también recibe, que se obtengan aprendizajes significativos y positivos,que la evaluación sea un proceso importante y relevante, y no una pesadilla por la que tenemos que pasar y pensar simplemente en pasar el suplicio para desquitar una asignatura más.

Que la evaluación sea cosa de todos, por las dos partes, en horizontal y no solo en vertical, que nos enseñe a veces a “no solamente mirar la paja en el ojo ajeno, cuando tenemos una biga en el nuestro”.

1 comentario

Paloma -

Hola Benja.

Le puse un mensaje a Ana que contactará con Aure y le comenté que faltaban Lidia, Elena y Val por si podían pasarlo.

Gloria también está avisada.

Nos vemos.

Paloma